ENERO: Dulce Olor a Buen Parto

MES: ENERO

TEMA: Raíces y Recuerdos Ancestrales

AUTORA: Ana Maria Cano M.

El poder medicinal de la higuera o brevo llegó a mi vida de la voz de mi mamá. En la gestación de mi primer hijo, hacia el séptimo mes, me dijo: “desde ahora y todas las noches es bueno que se bañe el vientre y la zona pélvica con agüita de hojas de brevo, hágase su bañito de asiento”.

En las noches la casa se inundaba con ese dulce y profundo olor, que salía por ventanas y llamaba a degustar las brevas en dulce. Yo deseaba poner en mi boca esa deliciosa fruta,  brillante de almíbar, tierna de cocción. Pero, se trataba de disfrutar la tibieza del agua perfumada con el hervor de las hojas y aprovechar sus beneficios.

Según los saberes y experiencia de mi madre esta sencilla medicina calentaba los músculos y preparaba el útero para su trabajo en el parto, contraerse y dilatarse con ritmo y armonía.

Junto con esta receta, ella me transmitió la naturalidad del parto, su experiencia sin traumas ni desgarramientos, su incorporación serena en el orden biológico no medicalizado.

Mis otros tres partos, también  estuvieron  antecedidos de los consabidos baños, con la certeza de buenos  augurios.

En la casa que habité con mis hijos, esposo y madre durante 20 años, quedó sembrada una frondosa y fértil higuera. Cuando supe que el nuevo habitante la cortó, sentí que me arrancaron el cordón umbilical que tenía unido a la raíz de esa planta. Ella era el símbolo de mi madre y de su cuidado en mis gestaciones.

Conoce a la autora

Ana Maria Cano M.

(Bogotá. Colombia 1953)

Soy una mujer de múltiples facetas: hija, hoy huérfana, madre, esposa, hermana, tía, amiga, maestra, escritora, artista de teatro, ama de casa. Mi cuerpo ama caminar, disfruta el sol, la lluvia, el mar, el vino, las flores. Mi mente goza con la palabra, la música, los libros. Mi espíritu se mueve incesante como el río, en búsqueda de la mar. Aunque en ocasiones me sienta agobiada, deseo estar en servicio para el bienestar de quienes me necesiten y llegar a mi hora final con alegría.